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Do you also want to leave?

This weekend we hear the final part of our five-week detour into the sixth chapter of John’s gospel.
I have personally enjoyed our detour, largely because of where it places us. Last weekend we heard verses 53 through 56 say, “unless you eat the flesh of the Son of Man and drink his blood, you do not have life within you. Whoever eats my flesh and drinks my blood has eternal life, and I will raise him on the last day. For my flesh is true food, and my blood is true drink. Whoever eats my flesh and drinks my blood remains in me and I in him.”

These verses put you in one of two camps: either these teachings are too hard, you cannot accept them and you have to walk away (John 6:60, 66) or, like Simon Peter, you can accept them as life-giving, and there nowhere else to go (John 6:68-69).

When I read Simon Peter’s response, “Master, to whom shall we go? You have the words of eternal life. We have come to believe and are convinced that you are the Holy One of God,” I see the testimony of a man who follows Christ, not because he is a way, a truth, or a life. For Simon Peter, Jesus is The Way, The Truth, and The Life.

Christ puts before us the same question, “Do you also want to leave?” How will you respond?

¿Tú también quieres irte?

Este fin de semana escucharemos la parte final de nuestro desvío de cinco semanas hacia el sexto capítulo del evangelio de Juan.

Personalmente he disfrutado nuestro desvío, en gran parte por el lugar donde nos ubica. El fin de semana pasado escuchamos los versículos 53 al 56 decir: a menos que comáis la carne del Hijo del Hombre y bebáis su sangre, no tenéis vida dentro de vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él ”.

Estos versículos te colocan en uno de dos campos: o estas enseñanzas son demasiado duras, no puedes aceptarlas y tienes que alejarte (Juan 6:60, 66) o, como Simón Pedro, puedes aceptarlas como dadoras de vida, y no había ningún otro lugar adonde ir (Juan 6:68 68-69).

Cuando leo la respuesta de Simón Pedro: “Maestro, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Hemos creído y estamos convencidos de que tú eres el Santo de Dios”, veo el testimonio de un hombre que sigue a Cristo, no porque sea un camino, una verdad o una vida. Para Simón Pedro, Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.

Cristo nos plantea la misma pregunta: “¿También vosotros queréis iros?” ¿ Cómo responderás?