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Packing List

Are you an over or under packer? For most of my life, I have been an over-packer. The person who packs both a sweatshirt and a jacket, just in case. Enough socks for every day of the trip knowing the forecast is sandals weather. Slowly, I am working on letting go of this need for control. I have even participated in a challenge to wear the same dress for 100 days, just to push myself to think more creatively and sustainably about my clothing choices. And, at the end of the day, laundry is always an option.

Jesus takes things to a whole new level with the disciples. “Take nothing for the journey…no food, no sack, no money in their belts” (Mark 6:8). They were permitted a walking stick and sandals, their means of movement, but no sustenance. Jesus asks them to be totally dependent on others and on the providence of God.

They didn’t know the road ahead. If their past experiences with Jesus were any indication, it wasn’t going to be easy. The verses immediately before this reading depict how Jesus was rejected in Nazareth. His message was not always popular, and now the disciples were being asked to go out and preach it on their own, without Him there to back them up. Even more risky, they had nothing to offer by all worldly standards.

But here’s the catch, that all of us should be aware of – the world’s measuring stick is faulty. The world’s attachment to control leads nowhere. The desire to dictate the who, when, where, why, and how of every single moment of every single day will drive us ultimately to despair and disappointment. The disciples had seen the miracles. They had eaten the bread and fish and had witnessed the healings. They knew firsthand that when people opened themselves up to rely on Jesus, He provided for their needs. It was now the disciples’ turn to do the same.

Jesus extends the same invitation to us. I’m not saying I’m striving to pack nothing when I go on a trip. However, even packing can be an opportunity to recognize that I am not ultimately in control of what comes next, no matter how many layering options I shove into my bag. Give Jesus the chance to take care of you, no matter where you head next.

Lista para Empacado de Maletas

¿A usted le gusta empacar demasiado en la maleta o muy poco? Durante la mayor parte de mi vida, he empacado demasiado. Soy la persona que lleva consigo sudadera y chaqueta, por si acaso, y suficientes calcetines para cada día del viaje sabiendo que el clima me permitirá ponerme sandalias. Poco a poco, estoy haciendo el esfuerzo de dejar de lado esta necesidad de control. Incluso participé en un reto de utilizar el mismo vestido durante 100 días, solo para obligarme a pensar de manera más creativa y sostenible sobre la ropa que escojo. Y, al final del día, lavar la ropa siempre es una opción.

Jesús lleva las cosas a un nivel completamente nuevo con los discípulos. “Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto…” (Marcos 6,8). Sí se les permitió un bastón y sandalias, para poder moverse, pero ningún sustento. Jesús les pide que sean completamente dependientes de los demás y de la providencia de Dios.

No conocían el camino a seguir. Si sus experiencias pasadas con Jesús fueran una indicación, no iba a ser fácil. Los versículos inmediatamente anteriores a esta lectura describen cómo Jesús fue rechazado en Nazaret. Su mensaje no siempre fue popular, y ahora a los discípulos se les pedía que salieran y lo predicaran por su cuenta, sin que Él estuviera allí para defenderlos. Aún más arriesgado, no tenían nada que ofrecer según todos los estándares del mundo.

Pero aquí está el problema, del que todos deberíamos ser conscientes: la vara de medir del mundo está defectuosa. El apego del mundo al control no lleva a ninguna parte. El deseo de dictar el quién, cuándo, dónde, por qué y cómo en cada momento de cada día nos llevará en última instancia a la desesperación y la decepción. Los discípulos habían visto los milagros. Habían comido pan y pescado y habían sido testigos de las curaciones. Sabían de primera mano que cuando las personas se abrían para confiar en Jesús, Él proveía para sus necesidades. Ahora le tocaba a los discípulos hacer lo mismo.

Jesús nos extiende la misma invitación. No digo que me esfuerce por no empacar nada cuando salgo de viaje. Sin embargo, incluso empacar puede ser una oportunidad para reconocer que, en última instancia, no tengo el control de lo que viene después, sin importar cuántas opciones de ropa guarde en mi maleta. Dale a Jesús la oportunidad de cuidar de ti, sin importar hasta dónde te lleve tu próximo paso.