From today’s Isaiah reading
“The Lord God has given me a well-trained tongue, that I might know how to speak to the weary a word that will rouse them… Morning after morning, God opens my ear that I may hear…”
Reflection
Isaiah suggests that our first responsibility isn’t to speak, but to listen. God’s gift of a “well-trained tongue” comes because “God opens my ear that I may hear”. If our words are to bear fruit they must come from the silence we observe as we listen for God’s Word. Lent is a good time to train ourselves to listen better – to God and those around us each day.
So, we ask ourselves
Do I consider myself a good listener?
What do those closest to me say about my listening skill?
Del Escritorio del Padre Héctor
De la lectura de Isaías de hoy
“El Señor Dios me ha dado una lengua bien entrenada, para que sepa cómo hablar a los cansados una palabra que los despierte… Mañana tras mañana, Dios abre mi oído para que pueda oír…”
Reflexión
Isaías sugiere que nuestra primera responsabilidad no es hablar, sino escuchar. El don de Dios de una “lengua bien entrenada” viene porque “Dios abre mi oído para que pueda oír”. Para que nuestras palabras den fruto, deben provenir del silencio que observamos mientras escuchamos la Palabra de Dios. La Cuaresma es un buen tiempo para entrenarnos a escuchar mejor, a Dios y a los que nos rodean cada día.
Entonces, nos preguntamos
¿Me considero un buen oyente?
¿Qué dicen las personas más cercanas a mí sobre mi habilidad para escuchar?
