From today’s Gospel reading
Peter approached Jesus and asked him, “Lord, if my brother sins against me, how often must I forgive? As many as seven times?” Jesus answered, “I say to you, not seven times but seventy-seven times”.
Reflection
Jesus’ disciples are to forgive their brothers and sisters and so be a sing of forgiveness to the world. Such forgiveness can only happen because God, who has forgiven us over and over again, is in our midst empowering what we humans could never accomplish on our own – forgiving one another over and over again.
So, we ask ourselves
Whom should we go to and ask for forgiveness, at a personal level?
If achieving this, at a personal level, is so hard; can you imagen how much more complicated it is at the level of the whole society?
Is there, for example, a possibility for real and authentic forgiveness, at a macro-social level, when so many have been historically victimized and abused?
Should we go to people we have offended because they think differently from us, have a different political or ideological position, and ask for forgiveness?
Do we have in mind – when we feel incapable of granting forgiveness, or when we feel so proud to ask for forgiveness – that forgiveness can only happen when we, as individuals and as Church, become active witnesses to the mercy God offers all human beings?
Del Escritorio del Padre Héctor
De la lectura del Evangelio de hoy
Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces debo perdonar? ¿Hasta siete veces?” Jesús respondió: “Os digo, no siete veces, sino setenta y siete veces”.
Reflexión
Los discípulos de Jesús deben perdonar a sus hermanos y hermanas y así ser un ejemplo de perdón para el mundo. Tal perdón solo puede suceder porque Dios, que nos ha perdonado una y otra vez, está en medio de nosotros empoderando lo que los humanos nunca podríamos lograr por nuestra cuenta: perdonarnos unos a otros una y otra vez.
Entonces, nos preguntamos
¿A quién debemos acudir y pedir perdón, a nivel personal?
Si lograr esto, a nivel personal, es tan difícil; ¿Pueden imaginar cuánto más complicado es a nivel de toda la sociedad?
¿Existe la posibilidad, por ejemplo, de un perdón real y auténtico, a nivel macrosocial, cuando tantos han sido históricamente victimizados y abusados?
¿Debemos dirigirnos a las personas a las que hemos ofendido porque piensan diferente a nosotros, tienen una posición política o ideológica diferente y pedirles perdón?
¿Tenemos en mente – cuando nos sentimos incapaces de conceder el perdón, o cuando nos sentimos tan orgullosos de pedir perdón – que el perdón sólo se puede dar cuando nosotros, como individuos y como Iglesia, nos convertimos en testigos activos de la misericordia que Dios ofrece a
todos los seres humanos?
